La inestabilidad cambiaria volvió a ponerse en el centro de las decisiones financieras durante 2025. El peso mexicano se movió entre 20.8 y 18.3 unidades por dólar a lo largo del año, un rango amplio que refleja la sensibilidad del país a variables externas: ciclos globales, tensiones políticas y la dependencia de flujos internacionales.
En este escenario, cada punto de fluctuación afecta costos de importación, presupuestos operativos y márgenes de ganancia. Frente a ello, empresas y usuarios comienzan a buscar opciones que ofrezcan mayor previsibilidad.
Las stablecoins, particularmente USDT, se han convertido en la herramienta más utilizada del ecosistema cripto mexicano, por encima de Bitcoin. Su crecimiento no responde a una narrativa especulativa, sino a características operativas: menor volatilidad, costos reducidos y transacciones más eficientes en redes como Tron y Binance Smart Chain. Para empresas que necesitan liquidez estable, estas ventajas representan una alternativa inmediata frente a un tipo de cambio dinámico.
Datos de Cloudbet, muestran que esta tendencia está motivada por estrategias pragmáticas de protección financiera. Mantener parte de la liquidez en stablecoins permite mitigar fluctuaciones, planear gastos con mayor precisión y ejecutar pagos internacionales sin los sobresaltos propios del mercado cambiario tradicional. No es un sustituto del peso, sino un amortiguador operativo.
El ecosistema local acompaña esta transición. Información retomada por Cloudbet, reveló que Finnovista reporta que 62% de las fintech cripto mexicanas ya integran stablecoins en sus procesos, lo que confirma que el sector avanza hacia usos más maduros y menos especulativos. Bitcoin sigue siendo relevante como puerta de entrada al mundo cripto, pero su volatilidad lo vuelve menos adecuado para actividades de tesorería, donde la estabilidad es clave. En contraste, USDT y USDC se ajustan mejor a flujos de negocio constantes.
El bajo interés en memecoins —menos del 1% de los usuarios, según Cloudbet— refuerza esta lectura: el mercado mexicano está priorizando eficiencia, no apuestas de alto riesgo.
Para mayoristas, integradores y distribuidores, entender este movimiento es esencial. La adopción corporativa de stablecoins no pretende reemplazar al peso, pero sí se incorpora como herramienta financiera complementaria para mejorar tiempos de pago, reducir costos transaccionales y ganar flexibilidad en entornos donde el tipo de cambio puede modificar la operación día a día. En un mercado cada vez más digital, anticipar estas dinámicas permite a las empresas adaptarse con mayor rapidez y minimizar exposición a la volatilidad.



































