El incremento anual de ciberataques en México está colocando a las PyMEs en una posición especialmente vulnerable, sobre todo a aquellas que dependen de transacciones digitales, manejo de datos de clientes y operaciones en la nube.
Cuando las auditorías internas comienzan a detectar fallas en políticas básicas de seguridad —como contraseñas débiles, accesos compartidos o configuraciones inconsistentes— se vuelve evidente que la empresa opera con un nivel de riesgo elevado.
La falta de personal especializado profundiza esa vulnerabilidad. La brecha nacional de talento señalada por TripleTen muestra que muchas PyMEs asignan tareas críticas a personal no capacitado, lo que deriva en errores de configuración, exposición de información sensible y tiempos prolongados de respuesta ante incidentes.
En mercados donde el tiempo de recuperación influye directamente en la continuidad operativa, esta limitación se vuelve un factor determinante.
Otro indicador claro surge cuando la empresa no cuenta con certificaciones, prácticas estandarizadas o estrategias formales de protección de datos. Frente a clientes y proveedores que exigen cumplimiento de normas internacionales para integrarse a sus ecosistemas digitales, esta ausencia coloca a la PyME en desventaja. La gestión de contratos y la participación en cadenas de suministro dependen cada vez más del nivel de madurez en seguridad.
Las señales también se manifiestan en el día a día. Intentos de fraude, accesos inusuales o interrupciones en servicios revelan la necesidad de contar con herramientas avanzadas de detección, monitoreo y prevención.
La transición hacia modelos híbridos y multicloud exige sistemas capaces de operar bajo principios de zero trust, con cifrado robusto y controles de identidad que protejan los datos en tránsito y en reposo.
Ante este panorama, aliados tecnológicos como Daisytek permiten que las PyMEs accedan a soluciones empresariales —desde software de protección, monitoreo y respaldo, hasta esquemas de capacitación— que tradicionalmente estaban disponibles solo para organizaciones de mayor escala.
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Este acompañamiento reduce la complejidad de la implementación y facilita que las empresas adopten un enfoque de seguridad alineado con las exigencias del entorno digital actual.



































